sábado, 21 de junio de 2008

LA AVIONETA

LA AVIONETA

Hola. La culpa la han tenido los blogueros. Vivía tan tranquilo, metido en los blogs ajenos, cuando veo uno de Pedro Carcedo, ilustre burgalés ni de pro ni de contra, como lo fue Maese Calvo, sino simplemente burgalés. Y recordé aquella anécdota de los años ochenta (atentos blog80) que recorrió Burgos de norte a sur y de este a oeste. Se trataba de una avioneta, no una avioneta cualquiera, no, sino una de la primera guerra mundial, de las que pilotaban el Barón Rojo y compañía, esas que se perseguían unas a otras para soltar unos cuantos tiros de ametralladora que nunca daban en el blanco, pero que asustaban a la infancia.

Bueno, pues había una en Villafría, y era de Pedro y otros socios cuyo nombre me callo. Y volaban todos en la avioneta por encima de Burgos, dando vueltas al castillo y a la catedral, a velocidad tranquila, despegando y aterrizando en la pista de hierba del aeródromo, donde no había ni servicio de incendios ni ambulancia ni la madre que lo fundó, pero donde sí había montones de seteros que eran peligrosos porque podían dar con la cabeza en la avioneta y hacerla capotar.

Era una avioneta de paseo, y Pedro y compañía montaban a los amiguetes para darles una vuelta por Burgos, para ver el castillo y la catedral desde las alturas. Cuenta el dicho que un día invitaron al obispo a montarse pero que rehusó argumentando que la catedral ya la conocía. Otro día, por lo visto, invitaron al capitán general pero éste, un poco enfadado, dijo que no podía utilizar esas antiguallas cuando tenía hermosos Phantom a su disposición (lo que pasa es que estaba cagado de miedo).

Y un día se invitó a la Moña, para sacarla un poco de la barra del Garilleti y que la diese el aire, y la Moña subió, valiente élla, y al bajar, sin marearse ni nada, dijo al piloto (Pedro) que había pasado frío, por lo que hubo que poner calefacción a la avioneta. Y siendo los tiempo difíciles y las economías estrechas, pues se instaló en la avioneta un gasógeno de los antiguos, de los años 40. Y sí que daba calor, pero como funcionaba con leña pues también despedía humo, con lo que la avioneta parecía más bien una fumata vaticana cuando elegían papa. Y también dijo la Moña que aquello necesitaba un servicio, porque cuando tuvo que mear en una ocasión pues como que se le enfriaron los bajines. Total, que a poner una taza de las de mear, que se encontró en un ropavejero de la calle La Puebla.

Lo cierto es que esta anécdota, que bien pudo ser realidad, fue contada de boca en boca por los ámbitos burgueses de la hostelería, borrachería y similares, y cuajó. Hubo gente que se tragó lo de la avioneta. De verdad que es cierto, pues nos oían hablar de una forma tan seria y reposada que pensaban, sin duda alguna, que la avioneta volaba, y volaba, y volaba.

Como vuelan hoy nuestros recuerdos, Pedro, de aquellos años 80 tan bien trabajados, tan bien llevados y tan bien volados en la maravillosa avioneta en la que conseguimos hacer volar a la Moña. Tarea nada fácil. Tenemos que resucitar la avioneta, amigo. Y si nos empeñamos lo conseguimos. ¿Qué te apuestas, hermano? Seguro que alguien pica. Al tiempo. Un saludo. Facultad de Medicina.

martes, 17 de junio de 2008

¿PETRÓLEO EN IRAK?

¿PETRÓLEO EN IRAK?

Vaya visión de futuro que tuvo la ministra Ana Palacio hace cinco años cuando afirmó con toda solemnidad que la invasión yanqui de Irak iba a traernos un petróleo más barato. Que dios la conserve su belleza, pero que la quite a perpetuidad el don de la profecía. Y quienes nos oponíamos a la invasión, aparte de ser tontos y malos patriotas, pensábamos que sería al revés, pues donde meten la mano los yanquis acaban jodiéndolo todo. Cinco años más tarde el petróleo ha subido.
Pero voy a otro tema, al de si hay petróleo o no en Irak. Lo hay porque si no no hubiesen entrado los yanquis a saco y esa ministra no hubiese dicho tal tontería. Lo hay porque lo leo en revistas económicas, y lo hay en abundancia. Tal y como está hoy el precio de crudo, me pregunto si se está explotando. Y resulta que sí, que se está explotando, pero, ojo, no todo lo que se pudiera o debiera, qué va, sino lo que conviene a las fuerzas económicas que empujaron a la invasión.
Allí hay un ejército yanqui de invasión con muchos efectivos y que cuesta mucho dinero que a la larga pagamos todos. Pero hay también, y es un dato poco barajado, diversos ejércitos privados, contratados por las compañías explotadoras del petróleo que se está sacando, y que se dedican a proteger los yacimientos en explotación, sus técnicos, etc. Esos chicos salen carísimos, y les hay de todas nacionalidades, incluso españoles. Pero me temo que el dinero para pagar a esos muchachos sale precisamente del poco petróleo que se está sacando, con lo que allí se queda, o sea que no beneficia para nada al resto de países ni al público en general.
La jugada es perfecta. Bajo la bandera del patriotismo invado el país, controlo su petróleo y saco lo justo para pagar a los mercenarios que protegen para mí la explotación, quedándome a la espera de lo que pueda pasar en ya pocos años o meses, y cuando el precio mundial del petróleo se haya disparado, entonces sacaré de allí el que me convenga y al precio ya altísimo que me interesa. Me acabo de forrar. Eso sí, vivan las patrias. Facultad de Medicina. Diario de Burgos. 17.6.08

domingo, 15 de junio de 2008

A POR ÉLLOS

A POR ÉLLOS

Que había que ir a por éllos. Sería de las últimas cosas que dijo ese camionero de 51 años que al día siguiente perdió su vida intentando ir a por éllos, intentando con su cuerpo parar a una furgoneta previo apedreamiento de la misma. A por éllos es lo que debió pensar y ejecutar ese incendiario asesino que quemó un camión parado sabiendo que había alguien dentro. A por éllos debió gritar la muchedumbre cuando asaltaba un coche de bomberos que había acudido a sofocar un incendio en una localidad andaluza. A por éllos grita un marido cuando su mujer ingresa en la Residencia y piensa rajar al médico como no se la devuelva sana y salva, hecho ocurrido en Burgos. A por éllos se grita desde las gradas en un partido de fúrbo y se acompaña el griterío con varios oés.

Este es el país del “a por éllos”. Da igual quien esté delante, pues quien se ponga en el camino del que avanza será arrollado por la fuerza y las apisonadoras de las sinrazones movidas por los intereses económicos de unos pocos ambiciosos.

Qué lamentable la falta de civismo, y el exceso de cinismo, con que los camioneros han sido jaleados para sacar sus cabezas tractoras y remolques a las carreteras organizando, de forma perfecta, tapones en los accesos a las principales ciudades, sobre todo Madrid, para que se notase bien su presencia. Y vaya si se notó. Los ciudadanos hemos notado no solo su presencia, sino su falta de dignidad, de solidaridad (incluso entre éllos mismos), nos hemos dado perfecta cuenta de que se trata de gente alborotadora, peligrosa, de gente digna de ser retirada de la sociedad y aparcada, como sus camiones, donde no estorben a nadie, en sitios desde los que no puedan hacer daño alguno a los ciudadanos.

No se les agradece, para nada, su pretendida huelga, que ni es tal ni tal pudo ser, pero para nada. Lo único que se agradecería de ustedes sería su retirada de ese oficio y su pase al ferrocarril. A lo mejor conduciendo máquinas de tren pueden seguir con su vocación de transportistas sin hacer daño a nadie. Y perdonen que ni tan siquiera les salude. Facultad de Medicina.

LA INTELIGENCIA Y EL DINERO

LA INTELIGENCIA Y EL DINERO

Tengo un amigo que dice que cuanto más dinero se tiene es porque se es más inteligente. Y lo dice convencido. Es un riquillo de provincias, admira a los que tienen o cree él que tienen más dinero, sobre todo si son de la capital, y desprecia a los que tienen menos. Su concepto de dinero abarca toda clase de bienes: fincas, pisos, casas, coches, cuadros, etc.

Pero es divertido. En el juego se entrega para ganar. Cuando pierde hace un gesto de mohín y, eso sí, paga. Pero cuando gana es la monda, porque el pobre al que derrota se ve en la más profunda de las miserias al haber perdido frente a él. Y más divertido es cuando, jugando con él, se le recuerda a alguno de sus amigos que pasaron a mejor vida. Entonces se distrae y pierde el control del juego. Con lo que conociendo esa debilidad, de vez en cuando, si nos acordamos, sacamos el tema a colación y le hacemos perder.

Lo que le ocurre, como a más gente, es que cuanto más dinero se tiene se tiene más miedo a la muerte. Conozco gente que malvive atesorando pasta pensando en que se va a quedar desvalido al llegar a la vejez y necesitará el dinero para ser atendido. En una ocasión, cuando murió un conocido muchirrico en un accidente, le dije que a todo el mundo le llega su hora en cualquier momento. Y como tenía coches baratos por aquello de ahorrar, desde entonces pasó a tener coches grandes, sin importarle el precio.

Para él la inteligencia no tiene nada que ver con el cociente intelectual. Se puede ser de todo en la sociedad, pero si no se tiene dinero, no se es nada. Solamente son inteligentes los ricos. Los demás no contamos. Y cuando se le indica que fulanito de tal ha amasado una fortuna a costa de pelotazos inmobiliarios o de mangancias industriales, que de todo hay, entonces dice que es muy inteligente y que si le han metido en la cárcel ha sido por envidia, porque los jueces no tienen ni idea y es la envidia la que les lleva a depositar a ese inteligente amasafortunas en el talego. Si empuran a un pobre se lo merece, pero si se trata de un rico es un accidente y hay que rezar por él.

Y teniendo tanto miedo a la muerte vigila su tensión, se hace análisis cada dos por tres, rechaza alimentos, carece de sentido del humor e incluso mata antes de tiempo a los que tienen una enfermedad. Todo un poema. Es la vida así. Que le aproveche.

martes, 10 de junio de 2008

CISNEROS

CISNEROS

Vaya pájaro, el cardenal ese, el de los cañones. Vaya época, en que los frailes en vez de rezar peleaban, y los guerreros en vez de pelear rezaban para no ir a la batalla. O sea, el mundo al revés.

El fraile era de una orden religiosa, de los que debían estar en los conventos para comer la sopa boba y rezar por los demás. Pero éste no se conformó con tan poca cosa y empezó a medrar. Primero se hizo asesor religioso, luego confesor de ricas señoras, llegó a capellán en la Corte, a confesor del Rey y, por último, a regente..

Y estuvo al corriente de los pecadillos sexuales de su Amada Majestad (cuatro veces matrimoniada), de sus planes para invadir Francia, hacer la guerra a Inglaterra, de los expolios a los judíos, de cosillas que eran secreto de estado y que daban muy buenos frutos. Total que, manejando hilos, el fraile llegó a acumular tal poder que se hizo temer por los vasallos, por sus colegas, por los cortesanos, por la propia familia real, por todo el mundo.

Un día unos cuantos nobles, asombrados por la ascensión del fraile, se personaron ante el susodicho para preguntarle que cuáles eran sus poderes, que en virtud de qué demonios se hacía el amo cuando eran ellos los llamados a dirigir el cotarro. Y el fraile, con sonrisa de oreja a oreja, les hizo asomarse por la ventana, les enseñó unos cañones que había en el patio y suavemente les dijo: estos son mis poderes, a cuya respuesta los nobles, acojonadillos, se dieron media vuelta y regresaron a sus tierras sin decir ni mu.

Y así el susodicho pasó a la historia como un modelo de caballero español, valiente como el que más, temible y temido por todos. Claro que solamente él sabía que los cañoncitos no servían para nada, pues unos estaban allí para ser reparados y otros para chatarra, pero le resultaron muy útiles.
Qué historia más tonta. Pero en aquella época estaban de moda los frailes guerreros, en España, en Francia, en Inglaterra, en todas partes. Y es que no hay como ascender en el escalafón. Ya no me da tiempo, que si no empezaba de monaguillo. Facultad de Medicina. Diario de Burgos. 10.6.08

jueves, 5 de junio de 2008

CAPITANÍA

CAPITANÍA

La nostalgia se apodera de los románticos cuando se habla del destino de edificios que quedan sin utilidad por el paso del tiempo o por la renovación de estructuras administrativas. Es el caso de Capitanía, edificio levantado como cuartel al derribarse el de la Audiencia, en el solar del palacio de las cuatro torres. Hace años que no responde ni a su primitivo ni a su posterior uso, y empeñarse en que siga ocupado por militares es algo que ya no tiene sentido cuando puede ser útil para otros destinos, atendiendo las necesidades del pueblo, su propietario.

Hay varios posibles destinos para ese edificio. Como hospital no parece que pueda servir. Para oficinas municipales sí pudiera servir, puesto que los ya más de 1.500 funcios del Excmo. no caben en ningún sitio, y teniendo en cuenta que crecen más que las familias numerosas, ahí podrían meterse bastantes hasta la ocupación del siguiente edificio (incluso podrían montar una guardería para sus nenes). También se me ocurre que se podría ceder al obispo de los católicos para que le sirviese de almacén de estatuillas de las que andan perdidas por los pueblos y antes de que venga el nieto de Eric el belga a llevárselas. Tendríamos así la fusión moderna de los dos estamentos que a lo largo de nuestra historia han sido uña y carne. También podría servir para museo de pintores burgaleses, difuntos o vivos, por ejemplo el difunto Ciruelos o el vivo Ignacio, o el propio Luisito Sáez, por nombrar alguno, y que me perdonen los no nombrados, que estos artistas son muy picajosos. Y a la pintura podíamos añadir cerámica, escultura, fotografía o alguna peli de Giménez Rico, como la de El Hueso. Para museo de armas, pues no, porque las armas mejor están enterradas. Su destino como hotel sería también muy digno.

Como ven, con un poco de imaginación se solucionan los problemas. Lo que ya no es posible es dejar un edificio entero para que unos cuantos sargentos de paisano pasen en él las mañanas de los días laborables. No parece elegante. Facultad de Medicina. Diario de Burgos. 3.6.08

lunes, 2 de junio de 2008

FUEGO EN LA CATEDRAL

FUEGO EN LA CATEDRAL

Ocurrió en una tarde de la semana pasada, y narraré lo acontecido. Resultó que los canónigos, hartos de pasar frío durante sus piadosos rezos, se hicieron con unas salamandras que repartieron por el recinto para encenderlas con leña de encina. Pero como no habían previsto las salidas de humos, pues aquello empezó a llenarse de humo y unos turistas, asustados, creyeron que había fuego y llamaron al 112, con lo que acudió presta una dotación de bomberos de la capital, incluso con esa famosa escalera que no sirve para nada, pero por si acaso.

Allí que entran con sus máscaras de oxígeno, despejan al personal y cuando ven que la situación estaba controlada, y hacía calorcito, pues deciden quedarse, que se estaba bien y al fin y al cabo aquello también era suyo.

Pero como los canónigos se asustaron ante la posible pérdida de ingresos de turistas (500 pelillas por cabeza), avisaron al obispo, el cual, pensando que la catedral es suya (craso error) avisó al jefe supremo de los bomberos y éste, como los bomberos no querían irse por estar a gusto, pues mandó a los guris, los cuales invitaron a los bomberos a salir del recinto, y los apagafuegos, que no querían problemas sino diálogo, se ausentaron dejando el campo libre al negociete de los canónigos.

Desde entonces los bomberos han tenido más aventuras en su afán por acompañar al alcalde en sus andanzas, y ví la del viernes a mediodía, cuando le acompañaron por el Espolón con los brazos en alto (divertida escena) para demostrar que no eran agresivos mientras que en la Plaza Roja quedaban los coches de los guris. No sabía que tuviésemos tantos coches, que conté diez, ni que fuesen necesarios tantos guris para acompañar al alcalde hasta su coche.

Total, que mis simpatías están al cien por cien con los currantes, si bien les resto cinco por haber oído unos petardos de los que asustan a los perros y a los ancianos encamados. Y es que me acuerdo de ese viejo dicho castellano, el que dice que lo prometido es deuda, por lo que tienen razón los bomberos. Facultad de Medicina. Diario de Burgos. 27.5.08