martes, 30 de septiembre de 2008

EL PERRO DEL BOMBERO

EL PERRO DEL BOMBERO

No era un perro apagafuegos, qué va. El bombero venía a cazar y traía en su coche al Ñuki, siempre a su lado porque estaba enchufado. Bien tieso el perrucho, le preguntábamos al bombero que si le daba los intermitentes. Pero no, más bien creo que era el perro el que conducía y traía al bombero al monte.

Un maestro el bombero. Cuando le conocí, con su cachaba, sus guindillas que no se las saltaba un torero, en conciliábulo con los otros jefes para decidir la estrategia, me ponía a su vera, le seguía y le preguntaba qué era lo que veíamos, lo que pisábamos. Me enseñó a distinguir las huellas de los animales, y sus mierdas, pues no es lo mismo la mierda del lobo que la del corzo. Aprendí lo de las hozadas, lo de las señales que dejan los jabalíes en los árboles al restregarse, aprendí a ver los senderos de los bichos, gracias a él aprendí varios trucos válidos para la caza.

El Ñuki era listo. Nos sentábamos alrededor de la hoguera y merodeaba por detrás, y cuando veía una presa se lanzaba y la devoraba. Su presa era la comida del despistado que abría la tartera y dejaba filetes empanados o tortillas a su alcance. Cuando la víctima se daba cuenta de que se había quedado sin comida, los juramentos se oían en todo el monte. Pero el Ñuki ya había comido y el bombero se moría de risa a costa del incauto.

El Ñuki murió hace años y el bombero se jubiló. Ha engordado y nos recuerda con nostalgia, la misma que sentimos por él, por sus enseñanzas, por aquel Suzuki de ballestas que llegaba a 90 por hora cuesta abajo y con viento de cola, pero que subía al monte ligero como una ardilla. Pero éramos jóvenes. Y quienes entonces eran chavales traen ahora a sus hijos y les enseñan lo mismo, a distinguir huellas, a huir de las borracherías de los fines de semana, a respetar el monte, a fomentar el compañerismo. Para ellos el bombero es un mito, y tenemos perros listos y fieles, pero ninguno será como el Ñuki, el devorador de filetes ajenos. Ya no se oye en el monte tu grito preferido: “Inútiles, que sois unos inútiles”. Un saludo, amigo Garachana. Facultad de Medicina. Diario de Burgos. 30.9.08.

viernes, 26 de septiembre de 2008

LAS CANGREJADAS

LAS CANGREJADAS

¿Se acuerdan? Sí. Cuando había cangrejos en abundancia, de los buenos, de los nuestros, de los de siempre, de la especie que desapareció sin dejar rastro. Vaya cangrejadas las de entonces. Y además, manjar abundante y popular, del que disfrutaba todo el mundo. Aquello daba gusto.

De pequeños íbamos los del barrio en bici a Fuentes Blancas. Y en el río cogíamos a mano montones de bichos. Los llevábamos a la cantina de Fuentes Blancas, que regentaba Martina, y la dábamos la mitad a cambio de que nos cocinase la otra mitad, que zampábamos volviendo luego a casa contentos y satisfechos. Y eso varios días a la semana.

Ya de mayor recuerdo las maravillosas cangrejadas en La Ventilla, el Polvorilla, el Gaona, la Venta de la Petra, el Pececitos, La Pedraja y tantos y tantos sitios que no recuerdo pero que aseguro haber visitado.

Tan abundante era el manjar que unos listos ambiciosos tuvieron la idea de industrializar aquello para atraer el turismo a mansalva con el reclamo de los cangrejos de Burgos. Pero estaba la administración de por medio. Y como siempre que hay una idea tiene que haber un listo en la administración que la regule, aquí también lo hubo. Tan listo era que tuvo la maravillosa idea de traer cangrejos de fuera para meterles en nuestros ríos y que se reprodujesen en abundancia para poder contentar la demanda prevista. Así se hizo, pero el cangrejo que se trajo de fuera bajo la supervisión del listo aquel trajo la afanomicosis que terminó con nuestros cangrejos.

¿Creen que le pasó algo al funcionario de marras? ¿alguien cree que le quemaron en una hoguera en la Plaza Mayor, como hubiese hecho la Inquisición? Pues no solamente no le pasó nada, sino que le ascendieron y creo que llegó a vivir eternamente. Y hoy está tan regulada por mamá administración la pesca de truchas y de cangrejos que ni las truchas son truchas ni los cangrejos son cangrejos, por mucho que se esmeren los bareros en guisarlos como antes. No es lo mismo, amigos, y no lo será ya nunca. Con lo que, señores reguladores, nadie os da las gracias. Lo sentimos. Facultad de Medicina. Diario de Burgos. 23.9.08

miércoles, 24 de septiembre de 2008

EN EL 69

EN EL 69

Hola. Estoy en el 69. Quiero decir que acabo de cumplir los 69 años de edad en esta puñetera vida que me ha tocado vivir. Y como no pienso contársela a nadie, salvo alguna cosilla de vez en cuando, pues resulta que me voy a encerrar durante todo este año para rememorar (o sea recordar) lo maravilloso que era ese 69 en mis años mozos.

Y es que me gustaba como a un tonto un lápiz. En cuanto tenía una oportunidad, pues a darle al asunto. Y hoy, que estoy para el arrastre, me quedan las sensaciones experimentadas durante la práctica de tan noble deporte.

Y una de las cosas que me pregunto ahora es qué podíamos buscar en el 69 aparte de las agradables sensaciones gustativas y olfativas que acompañaban a tan noble práctica. Y pienso, ya en la serenidad de la madurez, que lo que realmente buscábamos, desde luego sin saberlo, era el origen, el propio origen de nuestras azarosas vidas, y lo buscábamos además con ahínco, queriendo profundizar en las entrañas de la existencia propia y ajena. Buscábamos el principio de nuestra existencia, o sea que nos buscábamos a nosotros mismos.

Esta búsqueda de nosotros mismos, de nuestra propia identidad, es algo que acompaña al ser humano desde que nace hasta que muere. Constantemente estamos dando vueltas, sin darnos cuenta, al por qué de nuestra existencia, intentando saber qué somos, de dónde venimos, a dónde vamos, y todo sin percatarnos de que no somos más que un montón de células, unas ordenadas, otras desordenadas, cuya existencia se viene abajo cuando aparecen los desfases y se rompe el equilibrio que regula nuestro cuerpo. O sea, que no somos nada, y menos en pelotas.

Ahora, eso sí, pienso pasarme (no me queda otro remedio) un año entero en el 69. Qué gozada: un año entero. Cuando acabe, si llego, os contaré mis experiencias. Pero tampoco me hagáis mucho caso. No vale la pena. A todos un saludo. El Manza.

domingo, 21 de septiembre de 2008

SIDRA O VINO

SIDRA O VINO

Hola. Siento mucho dar envidia al personal, pero no me queda otro remedio. Y es que el viernes se me ocurrió llamar a mi amigo donostiarra para preguntarle que si tenía kokotxas. Me dijo que no, pero que fuese por allí a ver qué se podía hacer. Así que fui.

Comimos en Andoain una comida sencilla y por la tarde nos desplazamos a buscar una langostita para cenar. La encontré, además a muy buen precio. Hay que decir que en esto hay truco, pero no se puede desvelar. Así que cogí la langosta y unos percebitos franceses (del Cantábrico ni soñar) que estaban bien, y a cocer. Cocí ambas cosas y a cenar. Y como a mi amigo no le gusta la langosta pues moradito que me puse, y para él los percebitos y una tortilla de chorizo que tampoco estaba mal.

Y sidra para beber, al menos yo, pues él sigue prefiriendo el vino. Con lo que surgió la discusión. ¿Sidra o vino? Suena como a tonto que en Castilla hablemos de sidra cuando tenemos buenos vinos, pero es que hay una diferencia sustancial entre ambas bebidas, y me decanto por la sidra al ser muy natural, muy digestiva e ir muy bien con la langostita de marras.

El sábado al mercado. No me canso de verlo. Es el remozado de la antigua estación de ferrocarril, o sea el de San Martín. Hay otro, el de la Brecha, que es igual de maravilloso, y da gusto ver cualquiera de los dos. Nada que ver con los nuestros, y siento decirlo. Vaya pescados, vaya tomates. Con lo que compré unas kokotxas que luego hicimos en casa, por supuesto para mí, y un hermoso chicarro para poner a la parrilla para él. Con su ensalada de tomate, escarola y cebolleta. Él con su vino, y yo con mi sidra.

Y el sábado noche a cenar a un restaurante francés, en pleno monte al lado de Irún. Ni un ruido, ni una voz más alta que otra, ni nada de humos de tabaco. Son gente civilizada, qué duda cabe. Allí me tomé un confit de canard de los que solamente saben hacer los franceses, pues aquí, por mucho que lo intentan, no lo consiguen. Convertir una carne seca y dura en tierna y jugosa no es fácil, pero saben hacerlo. Él tomó una dorada a la parrilla, que estaba muy bien. Y él con vino y yo con sidra. Y lástima que no tenga esa sidra en esta tierra, pues me cambiaría totalmente a tan fastuosa, sencilla y agradable bebida. Ya hablé en su día de mi preferencia por la cecina sobre el jamón. Pues hoy prefiero la sidra al vino. Y es que cada uno es como es. Qué le vamos a hacer. Facultad de Medicina.

domingo, 14 de septiembre de 2008

EDUCACIÓN Y OBEDIENCIA

EDUCACIÓN Y OBEDIENCIA

Qué cosas más raras pasan en este jodido mundo, al menos en nuestra amada Celtiberia, que es donde vivo, y es que últimamente no salgo de mi asombro.

Me explico. Resulta que cuando era chaval teníamos en el bachillerato ese tres asignaturas llamadas marías, la gimnasia, la religión y la Formación del Espíritu Nacional (toma ya), que había que aprobar como todas las demás. La gimnasia, pues ya se sabe, correr un poco, saltar unos aparatos y aprobado. Lo de la religión ya era más peliagudo, pues hasta había clases y se estudiaba. Por supuesto que era la católica (entonces no había otra, no como ahora, que las hay por todas partes diversas y variadas). Y lo de la Formación del Espíritu ese pues se traía lo suyo, ya que había que acreditar una fidelidad al régimen imperante (la verdad es que no había forma de acreditar tal fidelidad) y que se tenía una espíritu patriótico de los de muchos cataplines, o sea que se era español a machamartillo (con decir que casi nos vamos todos a por Gibraltar está todo dicho).

Pero a lo que voy, y es que los mismos prebostes que nos dominaban en el tema religioso nos insistían una y otra vez en que había que ser buenos ciudadanos españoles (primero españoles y luego ciudadanos), y nos amenazaban con las penas de los variados infiernos si desobedecíamos a nuestros jefes.

Y ahora resulta que con motivo de que van a dar la misma asignatura, pero con otro nombre (la llaman ciudadanía) los prebostes que entonces nos decían que la desobediencia era pecado, ahora dicen que hay que desobedecer a los mismos a los que había que obedecer entonces. Con lo que no salimos de nuestro asombro. O sea, que antes era pecado la desobediencia y ahora lo es la obediencia, y si acatamos las órdenes de nuestros jefes vamos de cabeza al infierno mientras que antes íbamos en los infiernos si no les obedecíamos. Entonces ¿qué demonios hacemos? ¿obedecer o no obedecer? ¿pecar o no pecar? Pues ¿saben qué les digo? Que voy a hacer ahora lo mismo que hice entonces, ni puñetero caso ni a los jerifaltes de turno ni, mucho menos, a quienes antes nos decían que era virtud lo que ahora nos dicen que es pecado. Hasta ahí podíamos llegar. Primero que se aclaren, y luego que hablen. Facultad de Medicina.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

MI CHIRINGUITO

MI CHIRINGUITO

El chiringuito era del primo político de un amigo mío, ya difunto el pobre, con quien pasé muy buenos ratos en esa isla maravillosa llamada Eivissa a la que solía acudir en agosto, que era el mes libre para los currantes de feria como yo. Estaba a la entrada de una cala, de las que abundan en la isla, y tenía apartamentos encima.

Resultaba que los apartamentos y el chiringuito eran de un nativo (el primo de mi amigo) de los muchos que tuvieron que emigrar en su día, joven y huyendo del hambre, a Alemania. Allí se colocó de chófer (hoy los pijos lo llaman mecánico), aprendió alemán, estuvo unos veinte años, y regresó a su tierra. Todavía no había ese turismo masivo que destroza las islas, pero ya asomaba el interés de los peninsulares por esas islas maravillosas. Así que pidió un préstamo y levantó en terreno de la familia unos apartamentos, y delante el chiringuito. Acertó de lleno.

Se hizo un barquito de vela, de los de verdad, con su GPS y todo, y como ansiábamos navegar teníamos que adularle, y como el nativo tonto no era, dijo que sí, que nos quería mucho, que éramos muy majos pero que le ayudáramos en el chiringuito.

Con lo que me ví con un delantal, en el chiringuito, fregando vasos, poniendo copas, limpiando mesas y lo que se terciase, con tal de agradar al nativo y que de vez en cuando me recompensase con un viajecito en el velero de marras a Formentera, donde llevaba a los guiris a los que se lo alquilaba, y que me dejaba llevar. Y como eso era lo que más me gustaba de la isla, el paseíto a Formentera, y además me divertía servir cervezas, copas y fregar vasos, pues resultó que fueron las mejores vacaciones de mi puñetera vida. Hasta aprendí los precios en inglés y alemán y se los cantaba los guiris a los que clavaba mi amiguete, aunque sin pasarse. Pero lo maravilloso de los años que eso duró eran los paseítos a Formentera, a vela, llevando el timón, oyendo el batir del agua en la quilla y disfrutando del agua limpia de Formentera. Hay muchas islas en el Mediterráneo, pero es imposible que sean como Eivissa y Formentera. Facultad de Medicina. Diario de Burgos. 9.9.08

domingo, 7 de septiembre de 2008

GEORGIA

GEORGIA

Hola. Me apetecía hablar de este tema desde que mi ya buena amiga MERCHE PALLARÉS nos lanzó un día una especie de aviso alertando de que Rusia iba a invadir Polonia. No me lo creí y la contesté que diciendo que los rusos se librarían de eso tal como de mearse en la cama. Expresión con la que mis papis nos amenazaban cuando pensaban que íbamos a hacer algo incorrecto. Y es que el mearse en la cama causaba entonces muchos problemas porque los colchones eran de lana, y para lavar la lana había que deshacer el colchón, sacarla, lavarla, dejarla que se secase al sol y luego varearla con una especie de zurriagos largos, para, una vez bien limpia y seca, volver a armar el colchón. Y aquello daba mucho trabajo.

Lo de la crisis de Georgia no me suena nada bien, porque ha habido muertos, y eso no me ha convencido nunca. Y analizando la situación nos encontramos con una Europa que, olvidando a Rusia, apoya a los yanquis en su intento de establecer una cadena de cohetes antimisiles precisamente en Europa, y en concreto en Polonia, lo que hace que Rusia se sienta amenazada por la proximidad de los bichitos voladores. Y como de ahí vienen todos esos males yo me pregunto por qué razón los yanquis tienen que establecer cadenas antimisiles fuera de su territorio cuando tienen el suyo propio para hacer lo que les parezca. Como también me pregunto por qué van los europeos y apoyan a los yanquis en vez de apoyar a Rusia, que forma parte de Europa. Estará en el Este, pero es Europa, mientras que los yanquis, estén donde estén, son su América. De ahí que recuerde la doctrina Monroe, la que establecía que América era para los americanos, a lo que siempre añado que sí, pero para los americanos del norte, porque a lo largo de la historia han sido incontables los intentos de controlar los países latinoamericanos, bien con estrangulamientos económicos, bien apoyando asquerosas dictaduras.

¿Alguien conoce alguna guerra que se haya desarrollado en territorio yanqui, salvo la suya propia civil? ¿a que todas las guerras en que han intervenido los yanquis han tenido lugar fuera de su territorio? ¿es ello casualidad? Pues no lo es.

Volviendo a Georgia, si todo este follón viene determinado por la cadena de cohetes antimisiles que quieren meter en suelo polaco, me parece que los responsables del follón serán éllos, y no los rusos, que simplemente se ponen a la defensiva, por lo que conviene tener las ideas claras. Facultad de Medicina.