domingo, 30 de septiembre de 2007

SU LANGOSTA, CABALLERO

SU LANGOSTA, CABALLERO

Resulta que Ud. va a celebrar algo, lo que sea, boda, bautizo, cumpleaños (todos los años no, que es muy caro) y quiere algo bueno. Y piensa en la afamada langosta, manjar apetecible desde la época de los romanos, aquellos sibaritas que comían tumbados durante horas para luego seguir tumbados en otros quehaceres.

Y como estamos en Iberia (la de tierra, no la aérea) vayamos a buscar la langosta del Cantábrico, ese mar que está al norte (los de Levante y Baleares ya tienen sus langostas propias, que nada tienen que envidiar a las norteñas) y busquemos un sitio, restaurante o pescadería buena que nos la pueda suministrar.

Y la pedimos. El precio ya se lo pueden imaginar. Pero se paga. De vez en cuando hay que darse ese gustazo. Y luego resulta que nos pica la curiosidad, al menos a mí me picó, por saber el origen de tan afamado plato y tener una pista para la próxima ocasión.

Es lo que hice. Llevado de mi curiosidad, y aprovechando que estaba donde estaba, indagué a través de un amigo. Después de unas llamadas, nos plantamos en un puerto, donde hay un par de viveros de los de categoría (langosta, bogavante, nécora, percebito, buey, almejitas de las de comer, cositas de esas). Y allí compré una langostita de menos de un kilo a un precio razonable, para cocerla en casa, que me sale bien al ser algo apañadito y me ahorro unos durillos.

Pero de esto que abusando de la amistad del paisano, y tirándole de la lengua, averigüé el origen de los animalitos. Resulta que son viajeros. No aborígenes, sino viajeros de millas marinas y leguas terrestres. Y es que los bichitos vienen de Irlanda, llegan en barco a ese puerto cada jueves, allí los desembarcan y desde allí los llevan en camión a Galicia, desde donde se distribuyen a todos los mercados, incluso el madrileño, a donde llegan tan frescas como el fresco general procedente de Galicia. Claro que vienen del Cantábrico, pero antes han dado un paseíllo, como los buenos toreros.

En resumen, amigo, que Ud. está consumiendo langostas, bogavantes, centollos, bueyes de mar, etc., que son irlandeses, aunque procedan de Galicia. Su langosta está servida, caballero, cómasela y pague lo que le pidan, pero sepa que es bastante correcaminos. Qué se le va a hacer.

Diario de Burgos 12.1.07

EL PEDO DE LA VACA

EL PEDO DE LA VACA

Leo cada cosa que me deja patidifuso. Luego diré dónde lo he leído. El caso es que, por lo visto, las vacas (supongo que los bueyes y toretes también) cuando tiran pedos producen metano, gas que debe ser el CO2 o parecido, o sea de esos gases que son perjudiciales para la atmósfera, ahora que esos temas se han puesto de moda con lo del cambio climático ese.

Lo por mí leído es que el gas metano se puede usar como carburante para coches, y que con el gas que producen diez vacas al año un coche puede andar 9.000 kilómetros, más o menos lo que anda en un año.

Hasta ahí todo perfecto, siempre que creamos que lo dicho es la verdad y nada más que la verdad. Pero aquí viene la cuestión importante, que es el cómo recoger el gas que sueltan las vacas al tirarse un pedo. Y, claro, imagino a un paisano (para tal fin podíamos contratar parados o funcionarios cesantes) que estuviese con una bolsa detrás de la vaca de forma que cuando ésta soltase un pedo, el gas fuese recogido en la bolsa. Vale. Ya tenemos una bolsa con gas. A continuación ese gas habría que llevarle a un depósito de gas metano (nos podrían servir los antiguos silos de cereales) y allí almacenarlo. Luego se podría comprimir el gas y llevarlo en botellas tipo butano a las gasolineras, donde se venderían a los dueños de cochecitos para que pudiesen circular.

Ahora bien ¿cuántos pedos suelta una vaca al día? ¿los suelta también de noche? ¿habría que pagar horas nocturnas a quienes recogiesen los pedos? Porque estas cuestiones deben ser matizadas: el pedo de la vaca puede ser una fuente de energía, pero el recogepedos tiene un costo económico. Habría que hacer turnos, tener en cuenta las vacaciones, las horas extras, las nocturnas, la peligrosidad de que a la vez que suelten un pedo puedan dar una patada a quien esté detrás. O sea, que no es fácil el tema, y a lo mejor no resulta económico, pues para recoger los pedos de diez vacas en un año (lo calculo a ojo) se necesitarían al menos cuarenta personas que a 800 euros al mes, más extras y seguridad social, podrían costar unos 580.000 euros al año.

No sé si el autor de ese artículo ha hecho las cuentas, pero lo publicó en un diario de esos especializados en temas económicos, y el caso es que lo decía todo serio, que con los pedos de diez vacas se podría mover un coche durante 9.000 kilómetros. Ni su tía la coja se lo cree.

Diario de Burgos 17.7.07

LA ERMITA PERDIDA

LA ERMITA PERDIDA

Y no hallada, ni en el templo ni en ningún sitio. A ver qué demonios ha pasado con la ermita. Lo cuento. Mi superespía del Barrio de San Pedro de la Fuente y de las Fuentecillas me lo decía y no le daba crédito, hasta que un día, animado por sus consejos, me acerqué a la zona provisto de la prueba del delito, la publicación en el nº 67 de la revista Plaza Mayor (del Ayto.) de un acontecimiento consistente en que se creaba el primer centro de día municipal a construir adosado a la vieja ermita de la manzana A6 del Sector 87 de Fuentecillas norte. A saber dónde estaría eso.

Me parecía estupendo, porque el tener una ermita cerca del gueto y poder disfrutarla era algo inconcebible en nuestra vida municipal. Por ello me acerqué a la zona y comprobé que la ermita no estaba. O sea, que no había ermita, que donde debía estar la ermita no había nada de nada, ni siquiera angelitos. Me dije que eso no podía ser, que algo gordo había pasado, que alguien se había llevado la ermita que, como todas, era del pueblo.

¿Qué fuerzas malignas han intervenido en su desaparición? ¿Habrá sido el presidente zapateril para desprestigiar al pepe burgalés? ¿Habrá sido el alcalde para luego devolverla y quedar como un señor? Porque tal como están las cosas, de los políticos me lo creo todo. ¿No la habrá mangado el obispo para que nadie se quede con sus angelitos? ¿No habrán sido los templarios, pese a que les quemaron vivos, por malones, hace varios siglos?

El caso es que, investigando mi superespía y yo, pudimos averiguar que esa ermita la había hecho desaparecer una jodida máquina de esas que lo machacan todo, puede que traída desde Castrovido con idea de hacer una presa en el barrio de San Pedro para regular el Arlanza. Vaya Ud. a saber. Pero lo cierto, y así lo aseguran numerosos testigos, es que la ermita se la tragó una máquina. Ahora bien, de quién era la máquina o quién la envió no está tan claro. ¿Aparicio? ¿el obispo? ¿doña Jimena? ¿el maligno Rubalcaba? Para mí, que han sido los editores de la revistilla esa, para hacerse notar y que les aumenten la subvención. Pues lo tienen claro, porque les enviaré un espía para que les vigile. Pero como los espías cuestan una pasta gansa, y no estoy para dispendios, diré a la guardia civil que en vez de ir a manifestarse a Villalar vigilen las ermitas antes de que esas máquinas las arrasen todas.

Diario de Burgos 8.5.07

domingo, 23 de septiembre de 2007

LOS COHETANTES

Cohetantes son las personas, con derechos amparados por la Constitución de los españolitos, que se dedican a lanzar al aire caros artefactos que al llegar a cierta altura explotan con un ruido atronador, ruido que se oye en toda la ciudad, pues de eso se trata, de meter ruido y de que el ruido se oiga pero bien oído.

Cohetados somos los demás, los que sin meter ruido oímos, queramos o no, el que meten los cohetantes. Como buen cohetado, me pregunto qué finalidad puede tener la cohetación. A lo mejor se trata de un festejo que merezca la pena a los cohetantes, no sé, una boda, un bautizo, una comunión, un divorcio o incluso una defunción con herencia, que de todo hay, pero sea lo que sea está claro que los cohetados no podemos llegar a saber qué demonios celebran los cohetantes, ya que su acción permanece en el anonimato. Nadie sabe de qué va la cosa, pues en el cielo, por mucho que miremos, no aparece el motivo de la celebración.

Lo que sí vemos y oímos los cohetados es que hay unos cuantos bárbaros que no respetan el silencio, ni la paz bucólica de nuestra amada ciudad, ni el descanso de los durmientes, ni a los pobres animales que salen volando los que tienen alas, o que se esconden como pueden los que no las tienen, ni siquiera el necesario reposo de ancianos y de enfermos, sobre todo los terminales. El caso es que son unos pocos, muy poquitos, pero cómo se les oye. Qué satisfacción deben sentir en su fuero interno cuando lanzan al aire sus cohetes, qué gozada debe suponerles sentirse importantes en ese momento sabiendo que nadie va a ir a por ellos porque la prueba de su acción se esfuma en el aire y quien les acompaña no les va a delatar. Inútil recurrir a nuestra policía porque todos sabemos su respuesta. Inútil recordar a los santos, sobre todo la santa, ascendientes de dichos bárbaros, porque tampoco se enteran de nada. Lo sabrán cuando estén enfermos y necesiten reposo y silencio.

¿Algún remedio para evitar tanta barbarie? Sí lo hay, y como depende de cierta autoridad administrativa, que percibe un hermoso sueldo por velar por los intereses de los ciudadanos, que tome debida nota y actúe en consecuencia, pues, como dicen los castizos, para eso cobra. Y si no quiere hacer nada, que deje su puesto a otro que esté dispuesto a acabar con la barbarie de la cohetación. Un saludo a los cohetados. A los cohetantes ni agua.

Miguel Ángel Manzano. Diario de Burgos. 12.6.07

LOS BIOCOMBUSTIBLES

No aprenderemos nunca, somos una pandilla de conformistas a los que nos da lo mismo arre que so con tal de que nos creamos que nos dejan vivir en paz.

Ahora ponen de moda los biocombustibles, y vemos que los jerifaltes de la administración, que parecen atontados, felicitan a quienes han tenido la genial idea de sacar combustible de las plantitas para poder meterlos en los depósitos de nuestro cochecitos argumentando que así no echaremos a la atmósfera tantos residuos de esos que llaman no sé como, y que dicen que son los causantes (otra mentira, pero les viene muy bien) del calentamiento del planeta. Nos dicen que si se van a derretir los polos, que si subirá el nivel del mar, etc. Me parece que lo único que se derrite son los cerebros de quienes creen esas paparruchas y lo que sube son sus calenturas, pero como hay que respetar a todo el mundo...

Algo no encaja en el rompecabezas si esos biocombustibles van a salir de vegetales que utilizamos para alimentos, por ejemplo, el maíz (dentro de poco será la soja, el girasol, el trigo, el arroz, la cebada, etc.). Lo cual trae como consecuencia un aumento en el precio del maíz (y luego de todo lo demás) y ello, a su vez, un aumento en el precio de la carne, del pan, del pollo, de las leches, etc. Y los que están encantados con el tema son los señores del petrolito, que añadirían, como mucho, porque técnicamente no se podría hacer más, un uno por ciento de biocombustible al combustible que nos venden y luego dirían que habría que estarles agradecidos. A buen seguro que han tomado la precaución de comprar cosechas enteras de maíz, trigo, cebada, girasol, o cualesquiera plantitas que se puedan utilizar para el biocombustible, en cantidades enormes y para hacer el gran favor a la humanidad.

Ha sido la gran serpiente del verano, con la que se prepara al ciudadano para un aumento de precios, y hay que desenmascarar otra burda maniobra de ese gran capital que juega con nosotros como si fuésemos muñecos de feria. Ahora resulta que a la vez que suben artificialmente el precio del petróleo nos meten el cuento chino del biocombustible que se hará con productos de la tierra cuyo precio también controlarán ellos. O sea, que van a ganar por partida doble, o triple, y encima querrán aparecer como benefactores de la humanidad. Pues os forraréis una vez más, amigos, pero al menos sabed que no cuela.

Miguel Ángel Manzano Diario de Burgos 18.9.07

miércoles, 19 de septiembre de 2007

EL GATO SALTARÍN


En esta vida hay de todo, hasta un gato saltarín, que se cayó desde un tejado a la calle, nada menos que unos 15 metros. ¿Que si se hizo algo? Pues claro. Romperse las patas traseras, pero sobrevivió.

Era de noche y pasabas por allí, viste al animal y lo recogiste. Lo llevaste a tu casa y empezó para tí el calvario de llevar el gato a un veterinario, de llamar a la protectora (¿) esa para que se hiciesen cargo del bicho, de desesperarte al ver que no conseguías resultado alguno, hasta que casi a los dos días, y gracias a que preguntaste por la vecindad, te apareció de repente la multitud de personas que buscaban al gato.

Amigos de la Protectora. Puede que no dispongáis de un veterinario para este tipo de problemas. Puede que no contempléis este tipo de actuaciones. Todo es posible. Pero no atendisteis a quien os llamó pidiendo ayuda. Os puedo disculpar, pero sé de quien os va a retirar su aportación que data de hace unos diez años. Y no sé si es justo o injusto, pero sí sé que lo que había que proteger, y se os pidió, no fue atendido. Lo siento.

Sé quién eres, amiga, sé dónde vives, sé que nada has buscado por tus desvelos. Lo has hecho todo pensando solo en una criatura necesitada, que pedía socorro en su lenguaje gatuno, doliéndose de sus fracturas, pidiendo que se la atendiera. Quédate tranquila. El gato está operado, sus fracturas curarán, no quedará del todo bien, pero volverá a ser el gato que era. Y si él no puede darte las gracias, los que estábamos pendientes del bicho te las damos en su nombre. Se ha conseguido, amiga, te lo debemos, y quiero que sepas que te estamos agradecidos, desde la dueña del gato hasta los colaboradores del rescate gatuno, todos, de verdad, te estamos muy agradecidos.

No hace mucho dediqué unas líneas al dueño de un perro de tres patas, viendo cómo le atendía, cómo le paseaba con gran dignidad y cariño. Hoy va por tí, amiga. Nuestra sociedad, la del estúpido consumo, la del egoísmo a mansalva, necesita gente que se apiade de un animal cuando lo vea necesitado. Por una sencilla razón. Quienes sois capaces de recoger a un animal en apuros demostráis humanidad, y quien actúa así no es capaz de hacer daño al prójimo, no puede despreciar, no puede odiar, no puede herir, no puede matar. Creedme si os digo que os necesitamos. Y, por favor, seguid siendo como sois. Es suficiente.

Miguel Ángel Manzano Publicado Diario de Burgos 27.12.06

VOLTIOS POLACOS

Polonia es una país divertidísimo. Aparte de estar gobernada por un par de ineptos (eso sí, religiosos a machamartillo), resulta que les ocurren cosas curiosas, como el apagón que han tenido en Cracovia, su segunda ciudad en importancia, a primeros de agosto, y que se suma a los despropósitos de sus comunicaciones, colapsadas porque todo el mundo quiere pasar a la vez por las mismas carreteras, montarse en los mismos aviones y subirse a los mismos trenecitos, hasta el punto de que cabe preguntarse si estarán locos esos polacos o es que han tenido mala suerte.

Protestan con razón, y tienen una especie de parlament al que llaman a declarar a personalidades de la política y de la economía, y con lo del apagón llamaron a los jefes de esas empresas que se dedican a vender kilovatios a precio de oro. Y en una de esas comparecencias aparece el maestro Encerado, cuya compañía es la que cobra los recibos de la luz, y empieza decir chorradas muy divertidas, como esa de que cómo van a ir las cosas bien si ellos cobran unas tarifas africanas (o algo parecido), con lo que no les llega ni para sustituir cablecitos y cosas de esas.

Con lo que va un ciudadano polaco, cabreado por oir esas sandeces, y se le ocurre mirar en la información de esa compañía tan pobretona y descubre, maravilla de las maravillas, que el Sr. Encerado está cobrando una pequeñez de 468.000 Euros al año (unos 77 milloncejos de pesetas) y que su segundo de a bordo, el Sr. Cegata, asustado porque iban a vender la compañía al no ser rentable, y pensando que le jubilarían, se preparó en el último ejercicio un plan de pensiones de unos 4 milloncejos de euritos (unos 665 milloncejos de pesetillas), porque si no a ver qué iba a ser de su futuro, con lo mal que andan las cosas, pues es uno más de esos millones de ciudadanos polacos que tienen que pagar todos los meses, aparte de la luz, los recibitos de la hipoteca, cuyos importes mensuales suben como la espuma.

Un desastre. Un negocio de chichinabo que apenas da para los suelditos de sus dirigentes y está claro que con esas tarifas que cobran por sus servicios no les llega para nada, pues sus sueldos y planes de pensiones no son sino una miseria tercermundista, africanista, cubana, o como lo queramos llamar. Pobrecitos. Quiero decir pobrecitos de los polacos que se crean esas patrañas polacas, que de todo hay en la viña del señor.
Miguel Ángel Manzano. Diario de Burgos. 11.9.07