EL BOMBERO LABORIOSO
Resulta que en Burgos tenemos bomberos. Han hecho un calendario, siguen al alcalde para que no se pierda por esos mundos de dios, y están en la bombería dispuestos a salir si hace falta.
Pero últimamente alguien la ha tomado con los bomberos, y así leo en la fuente de información que es este papelón, y fechado el 13 de mayo, que se reprocha a los bomberos que trabajen solamente 62 días al año. Y van los bomberos y se defienden diciendo que esos 62 días al año equivalen más o menos a las 1.500 horas que trabajan (es un decir) los demás empleados municipales. Las cuentas sí que salen, porque si multiplicamos 62 por 24 nos da la cifra de 1.488 horas. Ahora bien, presentado el tema como que se trabajan 62 días, pues como que parece una frescura, y presentado el tema como que se trabajan 1.500 horas al año, pues como que parece una enormidad. O sea, que unos pueden aparecer como vagos y otros como esforzados currantes. Qué cosas.
Y el ciudadano como yo, imberbe, inexperto, inculto, y cuya labor en esta vida, como la todo buen ciudadano, es pagar impuestitos y olvidarse de pensar, que para eso están los expertos, no sabe quién pueda tener razón. Porque, claro, 1.500 horas al año en una actividad calmada (también calmosa), normalmente sedentaria, expectante, siempre pensante (el pensar es muy agotador, y si no que me lo digan a mí), pues como que puede estresar al personal, aparte de los riesgos que se corren. Y otra actividad de 62 días (los días pasan enseguida, y si no que se lo digan a los jubilados), simplemente esperando a que haya un fuego que luego no se produce, pues como que puede ser motivo de frustración, más cuando no se dispone de medios fiables de comunicación en las posibles emergencias, ni de las escaleritas que debieran estar a la orden del día, y encima sin ningún riesgo, pues al no haber más fuegos que los artificiales de San Pedro, a ver dónde demonios está el riesgo (salvo que se considere riesgo el seguir al alcalde en sus correrías).
Tendré que pensar cuál de ambas clases de protagonistas tiene la razón, siempre teniendo en cuenta que trabajan (o están) gracias a los esforzados ciudadanos contribuyentes, entre los que me cuento porque no me queda otro remedio, que si no verdes las iban a segar. Creo que daré la solución otro día, pues hoy no quiero pensar: el pensar es agotador, cansa mucho. Diario de Burgos 24.7.07
Un bombero, no de acuerdo precisamente conmigo, me replica y, tanto por su interés como por respeto a opiniones diferentes a la mía, transcribo literalmente su respuesta. Dice así:
AL TAL MANZANO
Para empezar, quiero que se sepa que soy bombero y que escribo en respuesta al artículo que el susodicho nos brindó a todo el colectivo de bomberos el día 24 de julio pasado. Independientemente del acierto o no de la crítica, para ser colaborador de un medio de comunicación que hojean miles de personas, se necesita algo más de clase y estilo para exponer las cosas sin que parezca que se trata de resentimientos o viejas venganzas.
En cuanto al contenido, lo que este imberbe, inexperto e inculto ciudadano nos reprocha es que al parecer trabajamos poco. Y lo afirma con doble sentido: por un lado da a entender que las horas que nos corresponde trabajar a lo largo del año son pocas (las mismas que cualquier otro funcionario del Ayuntamiento); y por otro lado insinúa además que tales hroas las pasamos esperando a un fuego que Lugo no se produce.
A este respecto pienso que este inculto, imberbe, inexperto e ignorante (esto es de mi cosecha) ciudadano está bastante desinformado en cuando a nuestra actividad laboral, y ya puestos, le hago saber que precisamente apagar fuegos no es la actividad de mayor incidencia en nuestras intervenciones diarias. Aprovecho además la ocasión para que se pase por el Parque y se informe con números a través de las estadísticas de intervención y compruebe visualmente y en persona las prácticas que se realizan mientras esperamos a que haya un fuego que luego no se produce.
Pero tras la cortina de humo de la vagancia que proclama el ínclito, me da la impresión que quiere esconder el motivo principal de su encíclica y que deduzco por la reiteración del mismo en el texto: la persecución al alcalde en nuestras manifestaciones. Me parece lícito, faltaría más, su crítica en este sentido, pero puede hacerlo directamente, sin tapujos y no escondido en esa chatarra de texto y al amparo de unos resultados electorales que al parecer le han envalentonado.
Y termino. Se lee al final del texto que gracias a tí y a otros contribuyentes esta ciudad puede tener unos bomberos (entre otros servicios, supongo) y que no les queda más remedio que si no fuera así verdes las iban a segar. Esta expresión en sí denota el espíritu de su crítica y posiblemente de su carácter. Y yo le digo otra cosa: ojalá que el destino no quiera que necesite de nuestros servicios en alguna situación crítica, porque si se diera el caso, puede estar seguro que pondríamos todo nuestro conocimiento y esfuerzo en ayudarle de la mejor forma posible. Como siempre. David Martínez Burgos Diario de Burgos 2.8.07
Resulta que en Burgos tenemos bomberos. Han hecho un calendario, siguen al alcalde para que no se pierda por esos mundos de dios, y están en la bombería dispuestos a salir si hace falta.
Pero últimamente alguien la ha tomado con los bomberos, y así leo en la fuente de información que es este papelón, y fechado el 13 de mayo, que se reprocha a los bomberos que trabajen solamente 62 días al año. Y van los bomberos y se defienden diciendo que esos 62 días al año equivalen más o menos a las 1.500 horas que trabajan (es un decir) los demás empleados municipales. Las cuentas sí que salen, porque si multiplicamos 62 por 24 nos da la cifra de 1.488 horas. Ahora bien, presentado el tema como que se trabajan 62 días, pues como que parece una frescura, y presentado el tema como que se trabajan 1.500 horas al año, pues como que parece una enormidad. O sea, que unos pueden aparecer como vagos y otros como esforzados currantes. Qué cosas.
Y el ciudadano como yo, imberbe, inexperto, inculto, y cuya labor en esta vida, como la todo buen ciudadano, es pagar impuestitos y olvidarse de pensar, que para eso están los expertos, no sabe quién pueda tener razón. Porque, claro, 1.500 horas al año en una actividad calmada (también calmosa), normalmente sedentaria, expectante, siempre pensante (el pensar es muy agotador, y si no que me lo digan a mí), pues como que puede estresar al personal, aparte de los riesgos que se corren. Y otra actividad de 62 días (los días pasan enseguida, y si no que se lo digan a los jubilados), simplemente esperando a que haya un fuego que luego no se produce, pues como que puede ser motivo de frustración, más cuando no se dispone de medios fiables de comunicación en las posibles emergencias, ni de las escaleritas que debieran estar a la orden del día, y encima sin ningún riesgo, pues al no haber más fuegos que los artificiales de San Pedro, a ver dónde demonios está el riesgo (salvo que se considere riesgo el seguir al alcalde en sus correrías).
Tendré que pensar cuál de ambas clases de protagonistas tiene la razón, siempre teniendo en cuenta que trabajan (o están) gracias a los esforzados ciudadanos contribuyentes, entre los que me cuento porque no me queda otro remedio, que si no verdes las iban a segar. Creo que daré la solución otro día, pues hoy no quiero pensar: el pensar es agotador, cansa mucho. Diario de Burgos 24.7.07
Un bombero, no de acuerdo precisamente conmigo, me replica y, tanto por su interés como por respeto a opiniones diferentes a la mía, transcribo literalmente su respuesta. Dice así:
AL TAL MANZANO
Para empezar, quiero que se sepa que soy bombero y que escribo en respuesta al artículo que el susodicho nos brindó a todo el colectivo de bomberos el día 24 de julio pasado. Independientemente del acierto o no de la crítica, para ser colaborador de un medio de comunicación que hojean miles de personas, se necesita algo más de clase y estilo para exponer las cosas sin que parezca que se trata de resentimientos o viejas venganzas.
En cuanto al contenido, lo que este imberbe, inexperto e inculto ciudadano nos reprocha es que al parecer trabajamos poco. Y lo afirma con doble sentido: por un lado da a entender que las horas que nos corresponde trabajar a lo largo del año son pocas (las mismas que cualquier otro funcionario del Ayuntamiento); y por otro lado insinúa además que tales hroas las pasamos esperando a un fuego que Lugo no se produce.
A este respecto pienso que este inculto, imberbe, inexperto e ignorante (esto es de mi cosecha) ciudadano está bastante desinformado en cuando a nuestra actividad laboral, y ya puestos, le hago saber que precisamente apagar fuegos no es la actividad de mayor incidencia en nuestras intervenciones diarias. Aprovecho además la ocasión para que se pase por el Parque y se informe con números a través de las estadísticas de intervención y compruebe visualmente y en persona las prácticas que se realizan mientras esperamos a que haya un fuego que luego no se produce.
Pero tras la cortina de humo de la vagancia que proclama el ínclito, me da la impresión que quiere esconder el motivo principal de su encíclica y que deduzco por la reiteración del mismo en el texto: la persecución al alcalde en nuestras manifestaciones. Me parece lícito, faltaría más, su crítica en este sentido, pero puede hacerlo directamente, sin tapujos y no escondido en esa chatarra de texto y al amparo de unos resultados electorales que al parecer le han envalentonado.
Y termino. Se lee al final del texto que gracias a tí y a otros contribuyentes esta ciudad puede tener unos bomberos (entre otros servicios, supongo) y que no les queda más remedio que si no fuera así verdes las iban a segar. Esta expresión en sí denota el espíritu de su crítica y posiblemente de su carácter. Y yo le digo otra cosa: ojalá que el destino no quiera que necesite de nuestros servicios en alguna situación crítica, porque si se diera el caso, puede estar seguro que pondríamos todo nuestro conocimiento y esfuerzo en ayudarle de la mejor forma posible. Como siempre. David Martínez Burgos Diario de Burgos 2.8.07
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