martes, 22 de enero de 2008

LA REPÚBLICA

LA REPÚBLICA

No entiendo a los republicanos porque ya tenemos república. Ya no hace falta desgañitarse para conseguirla, pues hace años que está aquí. Y no me refiero a la república independiente de su casa, la que anuncia una firma inteligente, sino a la nuestra, la que está en el corazón de nuestra amada Iberia. Es Madrid. La ciudad de los túneles, de los aeropuertos, de los trenes de alta velocidad, de las rondas de circunvalación, de los atascos, de los montones de urbanizaciones diseminadas en su territorio, de la zarzuela, de los pijos, de los callos, de los garbanzos.

Nació esta república como una extensión de la capitalidad de la nación, y se independizó nada más nacer. Tiene su asamblea legislativa, sus funcionarios, hospitales, carreteras, sus impuestos (que por cierto pagamos entre todos sin darnos cuenta), su propia Presidenta de la república, que anda a la greña tanto con el alcalde de su capital como con el presidente de eso que se ha dado en llamar nación. Vaya presidenta de república más greñera. A la greña con todo el mundo menos con sus corifeos, que para eso les tiene. Y encima, está a la greña con otros territorios, también republicanos. Se ha enfadado con la república catalana y con la vasca. A la catalana la hace de menos, menosprecia su vino burbujeante, sus butifarras y su pan con tomate. A la vasca otro tanto, incluso llamando brutos a sus habitantes y despreciando su idioma, sus pintxos y su chacolí.

Pero esa república tiene un gran inconveniente, y es que al no tener salida al mar necesita que su gente viaje. Y para ello ha creado grandes carreteras, autovías, aeropuertos, helipuertos, altas velocidades, ha creado de todo, porque sus habitantes se asfixian en tan reducido territorio y necesitan salir a tomar el aire, el sol, a comer butifarras, kokotxas, merluzas, almejas, pero de las que se comen a la orilla del mar y respirando aire puro, porque el suyo está contaminado. Por eso menosprecia y envidia a las demás repúblicas, porque sabe que solamente con su cocido, sus callos y su zarzuela no contenta a sus republicanos. Quiere salir al exterior, conquistarlo y pisotearlo todo, como en los viejos tiempos, pero no se da cuenta de una cosa, y es que los demás preferimos que se quede donde y como está, que ya se asfixiará solita y se la comerán sus propios gusanitos. Y si no, al tiempo. Diario de Burgos. 22.1.08

8 comentarios:

Pedro Ojeda Escudero dijo...

Bueno, te acepto el giro de lo republicano sólo por el argumento humorístico de tu texto.
En cuanto a Madrid, nunca ha dejado de ser un poblachón manchego. Crecidito, eso sí y con tendencia a la expansión. Sobre todo en fines de semana.
Saludos y gracias por visitar La Acequia.

Caelio dijo...

Sobrio título para justificar un desmesurado centralismo. Asistimos de paso a un espectáculo tabernero con tintes barriobajeros. Los mismos protagonistas que fomentaron la palabra boicot en campañas navideñas.

Todo efímero, o todo se olvida.
Me gusta.

manzacosas dijo...

Hola. Para Pedro Ojeda. Sí hay argumento humorístico, pero creo que funcionan a su aire y, además, y eso me parece peor, pisoteando a los demás. En el fondo late en mí un federalista, y lo mismo me da una monarquía que una república, pues me interesan los pueblos, y todos tienen su propia identidad. Seguiré visitando La Acequia. Me gusta. Un saludo. Manzacosas

manzacosas dijo...

Para Caelio. Sí es sobrio título para un fenómeno que se caracteriza por una ambición expansionista y dominadora. Y siempre me han dado más miedo los separadores que los separatistas. Gracias. Un saludo. Manzacosas

Anónimo dijo...

La Villa y Corte no es ni lo uno y por lo visto tampoco lo otro.

manzacosas dijo...

Hola, Ucraniano. ¿podrías se más explícito? O sea, que me expliques un poco lo que quieres decir. Un saludo.

Anónimo dijo...

Pues que Madrid, de villa tiene poco. Y de corte, en el sentido monarquicón de la expresión, tampoco. Lo cual no quita para que haya intrigas palaciegas. Con epicentro casi siempre en la Real Casa de Correos.

manzacosas dijo...

Hola. En mi opinión, las intrigas no son palaciegas, ni provienen de la Casa de Correos, o sea del ayuntamiento. Vienen del afán de dominar un partido político desde dentro, en cuyo afán se desvive la extrema derecha recalcitrante de siempre, que ahora domina el entorno de Rajoy, aprisionado entre varias tendencias, y que no es ninguna maravilla. El echar a Gallardón ha sido un error, pues era un derechón pero con muchos votos detrás. Los dominantes ahora en ese partido no traen ni traerán más que problemas para la democracia. Es una opinión. Un saludo. Manzacosas