SU LANGOSTA, CABALLERO
Resulta que Ud. va a celebrar algo, lo que sea, boda, bautizo, cumpleaños (todos los años no, que es muy caro) y quiere algo bueno. Y piensa en la afamada langosta, manjar apetecible desde la época de los romanos, aquellos sibaritas que comían tumbados durante horas para luego seguir tumbados en otros quehaceres.
Y como estamos en Iberia (la de tierra, no la aérea) vayamos a buscar la langosta del Cantábrico, ese mar que está al norte (los de Levante y Baleares ya tienen sus langostas propias, que nada tienen que envidiar a las norteñas) y busquemos un sitio, restaurante o pescadería buena que nos la pueda suministrar.
Y la pedimos. El precio ya se lo pueden imaginar. Pero se paga. De vez en cuando hay que darse ese gustazo. Y luego resulta que nos pica la curiosidad, al menos a mí me picó, por saber el origen de tan afamado plato y tener una pista para la próxima ocasión.
Es lo que hice. Llevado de mi curiosidad, y aprovechando que estaba donde estaba, indagué a través de un amigo. Después de unas llamadas, nos plantamos en un puerto, donde hay un par de viveros de los de categoría (langosta, bogavante, nécora, percebito, buey, almejitas de las de comer, cositas de esas). Y allí compré una langostita de menos de un kilo a un precio razonable, para cocerla en casa, que me sale bien al ser algo apañadito y me ahorro unos durillos.
Pero de esto que abusando de la amistad del paisano, y tirándole de la lengua, averigüé el origen de los animalitos. Resulta que son viajeros. No aborígenes, sino viajeros de millas marinas y leguas terrestres. Y es que los bichitos vienen de Irlanda, llegan en barco a ese puerto cada jueves, allí los desembarcan y desde allí los llevan en camión a Galicia, desde donde se distribuyen a todos los mercados, incluso el madrileño, a donde llegan tan frescas como el fresco general procedente de Galicia. Claro que vienen del Cantábrico, pero antes han dado un paseíllo, como los buenos toreros.
En resumen, amigo, que Ud. está consumiendo langostas, bogavantes, centollos, bueyes de mar, etc., que son irlandeses, aunque procedan de Galicia. Su langosta está servida, caballero, cómasela y pague lo que le pidan, pero sepa que es bastante correcaminos. Qué se le va a hacer.
Diario de Burgos 12.1.07
Resulta que Ud. va a celebrar algo, lo que sea, boda, bautizo, cumpleaños (todos los años no, que es muy caro) y quiere algo bueno. Y piensa en la afamada langosta, manjar apetecible desde la época de los romanos, aquellos sibaritas que comían tumbados durante horas para luego seguir tumbados en otros quehaceres.
Y como estamos en Iberia (la de tierra, no la aérea) vayamos a buscar la langosta del Cantábrico, ese mar que está al norte (los de Levante y Baleares ya tienen sus langostas propias, que nada tienen que envidiar a las norteñas) y busquemos un sitio, restaurante o pescadería buena que nos la pueda suministrar.
Y la pedimos. El precio ya se lo pueden imaginar. Pero se paga. De vez en cuando hay que darse ese gustazo. Y luego resulta que nos pica la curiosidad, al menos a mí me picó, por saber el origen de tan afamado plato y tener una pista para la próxima ocasión.
Es lo que hice. Llevado de mi curiosidad, y aprovechando que estaba donde estaba, indagué a través de un amigo. Después de unas llamadas, nos plantamos en un puerto, donde hay un par de viveros de los de categoría (langosta, bogavante, nécora, percebito, buey, almejitas de las de comer, cositas de esas). Y allí compré una langostita de menos de un kilo a un precio razonable, para cocerla en casa, que me sale bien al ser algo apañadito y me ahorro unos durillos.
Pero de esto que abusando de la amistad del paisano, y tirándole de la lengua, averigüé el origen de los animalitos. Resulta que son viajeros. No aborígenes, sino viajeros de millas marinas y leguas terrestres. Y es que los bichitos vienen de Irlanda, llegan en barco a ese puerto cada jueves, allí los desembarcan y desde allí los llevan en camión a Galicia, desde donde se distribuyen a todos los mercados, incluso el madrileño, a donde llegan tan frescas como el fresco general procedente de Galicia. Claro que vienen del Cantábrico, pero antes han dado un paseíllo, como los buenos toreros.
En resumen, amigo, que Ud. está consumiendo langostas, bogavantes, centollos, bueyes de mar, etc., que son irlandeses, aunque procedan de Galicia. Su langosta está servida, caballero, cómasela y pague lo que le pidan, pero sepa que es bastante correcaminos. Qué se le va a hacer.
Diario de Burgos 12.1.07
2 comentarios:
Y éstas no llevan su etiqueta de trazavilidad?, no hay Directivas Europeas o Reales Decretos para estos bichos?
De entrada, trazabilidad es con b. Y de salida, es una chorrada eso de la trazabilidad. Ni hay normativas para estos bichos ni nada de nada. Sólo hay picaresca. Un saludo
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