LA ERMITA PERDIDA
Y no hallada, ni en el templo ni en ningún sitio. A ver qué demonios ha pasado con la ermita. Lo cuento. Mi superespía del Barrio de San Pedro de la Fuente y de las Fuentecillas me lo decía y no le daba crédito, hasta que un día, animado por sus consejos, me acerqué a la zona provisto de la prueba del delito, la publicación en el nº 67 de la revista Plaza Mayor (del Ayto.) de un acontecimiento consistente en que se creaba el primer centro de día municipal a construir adosado a la vieja ermita de la manzana A6 del Sector 87 de Fuentecillas norte. A saber dónde estaría eso.
Me parecía estupendo, porque el tener una ermita cerca del gueto y poder disfrutarla era algo inconcebible en nuestra vida municipal. Por ello me acerqué a la zona y comprobé que la ermita no estaba. O sea, que no había ermita, que donde debía estar la ermita no había nada de nada, ni siquiera angelitos. Me dije que eso no podía ser, que algo gordo había pasado, que alguien se había llevado la ermita que, como todas, era del pueblo.
¿Qué fuerzas malignas han intervenido en su desaparición? ¿Habrá sido el presidente zapateril para desprestigiar al pepe burgalés? ¿Habrá sido el alcalde para luego devolverla y quedar como un señor? Porque tal como están las cosas, de los políticos me lo creo todo. ¿No la habrá mangado el obispo para que nadie se quede con sus angelitos? ¿No habrán sido los templarios, pese a que les quemaron vivos, por malones, hace varios siglos?
El caso es que, investigando mi superespía y yo, pudimos averiguar que esa ermita la había hecho desaparecer una jodida máquina de esas que lo machacan todo, puede que traída desde Castrovido con idea de hacer una presa en el barrio de San Pedro para regular el Arlanza. Vaya Ud. a saber. Pero lo cierto, y así lo aseguran numerosos testigos, es que la ermita se la tragó una máquina. Ahora bien, de quién era la máquina o quién la envió no está tan claro. ¿Aparicio? ¿el obispo? ¿doña Jimena? ¿el maligno Rubalcaba? Para mí, que han sido los editores de la revistilla esa, para hacerse notar y que les aumenten la subvención. Pues lo tienen claro, porque les enviaré un espía para que les vigile. Pero como los espías cuestan una pasta gansa, y no estoy para dispendios, diré a la guardia civil que en vez de ir a manifestarse a Villalar vigilen las ermitas antes de que esas máquinas las arrasen todas.
Diario de Burgos 8.5.07
Y no hallada, ni en el templo ni en ningún sitio. A ver qué demonios ha pasado con la ermita. Lo cuento. Mi superespía del Barrio de San Pedro de la Fuente y de las Fuentecillas me lo decía y no le daba crédito, hasta que un día, animado por sus consejos, me acerqué a la zona provisto de la prueba del delito, la publicación en el nº 67 de la revista Plaza Mayor (del Ayto.) de un acontecimiento consistente en que se creaba el primer centro de día municipal a construir adosado a la vieja ermita de la manzana A6 del Sector 87 de Fuentecillas norte. A saber dónde estaría eso.
Me parecía estupendo, porque el tener una ermita cerca del gueto y poder disfrutarla era algo inconcebible en nuestra vida municipal. Por ello me acerqué a la zona y comprobé que la ermita no estaba. O sea, que no había ermita, que donde debía estar la ermita no había nada de nada, ni siquiera angelitos. Me dije que eso no podía ser, que algo gordo había pasado, que alguien se había llevado la ermita que, como todas, era del pueblo.
¿Qué fuerzas malignas han intervenido en su desaparición? ¿Habrá sido el presidente zapateril para desprestigiar al pepe burgalés? ¿Habrá sido el alcalde para luego devolverla y quedar como un señor? Porque tal como están las cosas, de los políticos me lo creo todo. ¿No la habrá mangado el obispo para que nadie se quede con sus angelitos? ¿No habrán sido los templarios, pese a que les quemaron vivos, por malones, hace varios siglos?
El caso es que, investigando mi superespía y yo, pudimos averiguar que esa ermita la había hecho desaparecer una jodida máquina de esas que lo machacan todo, puede que traída desde Castrovido con idea de hacer una presa en el barrio de San Pedro para regular el Arlanza. Vaya Ud. a saber. Pero lo cierto, y así lo aseguran numerosos testigos, es que la ermita se la tragó una máquina. Ahora bien, de quién era la máquina o quién la envió no está tan claro. ¿Aparicio? ¿el obispo? ¿doña Jimena? ¿el maligno Rubalcaba? Para mí, que han sido los editores de la revistilla esa, para hacerse notar y que les aumenten la subvención. Pues lo tienen claro, porque les enviaré un espía para que les vigile. Pero como los espías cuestan una pasta gansa, y no estoy para dispendios, diré a la guardia civil que en vez de ir a manifestarse a Villalar vigilen las ermitas antes de que esas máquinas las arrasen todas.
Diario de Burgos 8.5.07
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