martes, 23 de octubre de 2007

EL GUETO AVANZA

EL GUETO AVANZA

Las garras del gavilán se ciernen sobre los ciudadanos en forma de prohibiciones, limitaciones y restricciones, como si quisieran convertir la ciudad en una jaula a cuyos barrotes se aferren los ciudadanos ansiosos de respirar aires de libertad y tranquilidad.

Nos vamos enterando de cosas. En el Diario de Burgos del 9 de abril se publican datos interesantes sobre el avance de las restricciones a las actividades laborales y comerciales. Se dedican dos páginas al tema, y destaco lo siguiente.

Empezando. El funcionamiento de los denostados bolardos ha sido encargado a una empresa privada por un plazo de veinte años, a la constructora (en este caso destructora de libertades) ACS. Otra vez el clásico abuso de utilizar suelo público para actividades privadas, lo que traerá cola. Seguimos. Los hoteles que están dentro del gueto van a ver limitada y encarecida su actividad, quiéranlo o no, por el sistema. Seguimos. Los repartidores de mercancías están pensando, y no me extraña, en dejar de aprovisionar los comercios del gueto como sigan las cosas así. Precisan tiempo para descargar y libertad de circulación con sus carricoches, que para eso los tienen. Seguimos. Los comerciantes del gueto comienzan a oler las dificultades que ya tienen para desarrollar su actividad. Tarde despiertan de su letargo, aunque nunca es tarde si el despertar es bueno.

Y preocupante ha sido el dato de que un autobús con turistas, que estaba ya a la puerta de un hotel situado dentro del gueto fue obligado a retroceder por un guri, y arrojado a las tinieblas exteriores con el consiguiente cabreo del hostelero, del conductor y de los turistas, que tuvieron que acarrear sus maletas, bolsos, etc. a pie hasta el hotel. Vaya recibimiento.

Me pregunto si esta es la ciudad amable que decimos tener, si con este tipo de actuaciones, creando dificultades y cabreos a los ciudadanos, vamos a poder optar a no sé qué título al que aspiran unas cuantas ciudades, algo así como una capitalidad dentro de unos años. Me temo que los 50 turistas que tuvieron que acarrear sus equipajes hasta la puerta del hotel no van a ser muy partidarios de que se nos conceda nada, salvo el título de maestros en la grosería. De momento lo que ya está pasando no es más que un aviso de lo que va a ocurrir en el futuro. Aquí algo falla, amigos, y lo que mal empieza mal acaba. Diario de Burgos 30.4.07

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